jueves, 15 de enero de 2009

Cementerio de Táriba - Año 2005





¡Saludos! En esta publicación les voy a mostrar las primeras fotos que tomé en blanco y negro con una cámara digital. Este tipo de fotografía siempre me ha gustado porque toda la atención que le roba el color a una escena se le suma al personaje que la protagoniza o algún detalle -a veces subjetivo- de la imagen. Cuando tenía 14 años ya cargaba una excelente cámara réflex Pentax K1000 de mi papá con película pantone la cual revelaban a precios bastantes elevados en un sólo laboratorio de San Cristóbal. Cuando comenzé la universidad me coleaba con los estudiantes de comunicación social al cuarto oscuro de la carrera y junto al inolvidable Pipo (el profesor de fotografía) aprendí los secretos del revelado y copiado y hasta tuve mi pequeño laboratorio casero por esa época. Casi 8 años después hacía mi primera incursión al blanco y negro con estas fotos tomé por allá en el año 2004, cuando estaba estrenando mi segunda cámara digital (y mi primer equipo medianamente decente, porque la primera daba imagenes de sólo 800 x 600 pixeles y no tenía pantalla para visualizarlas) Se trataba de una Kodak CD33 de 3.1 mp, una compacta de aficionado que era para lo único que me alcanzaba el presupuesto de aquella época.
 
Un domingo caluroso y soleado, estaba haciendo zapping en mi casa, aburrido a mas no poder. Buscando en que entretenerme recordé a mi flamante cámara nueva y se me ocurrió salir a cazar fotografías en el cementerio de Táriba, lo cual una vez hace mucho tiempo atrás lo hacía una buena amiga, obteniéndo excelentes imagenes. Pues bien, me monté en mi fiat uno que tenía para esa época y tras unos minutos ahí estaba, unas personas visitaban a sus seres queridos fallecidos, otras vendían flores... y yo comenzé a disparar mi cámara.

De primera a última foto: Alas y Espinas, Así es el Mundo, Vida Fragmentada, Buscando Caminos en el Cielo.

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